Los bloques ornamentales, que una vez definieron la arquitectura tropical, están viviendo un nuevo auge en Puerto Rico. Surgidos a mediados del siglo XX, estos bloques fueron diseñados para permitir la ventilación cruzada, el paso de luz natural y brindar privacidad, características esenciales para las construcciones en climas cálidos.
Durante la década de 1960, los bloques ornamentales se convirtieron en un símbolo de modernidad en la isla. Su capacidad para filtrar la luz y el aire, sin comprometer la intimidad de los espacios interiores, los hizo imprescindibles en una época en la que se buscaban soluciones eficientes y estéticamente atractivas. Los bloques no solo aportaban funcionalidad, sino que también añadían una dimensión decorativa, con patrones geométricos que enriquecían las fachadas y definían el carácter de los edificios.
Con el paso de los años, su uso fue menguando, desplazados por nuevas tendencias arquitectónicas y materiales. Sin embargo, en la actualidad, hemos sido testigos de su resurgimiento. Arquitectos y diseñadores locales han vuelto a poner en valor los bloques ornamentales, reinterpretando su esencia para adaptarlos a los desafíos y sensibilidades del diseño contemporáneo.
Hoy, estos bloques cumplen con su función inicial de optimizar la ventilación y la iluminación natural, además de que también se presentan como una solución sostenible en un contexto donde la eficiencia energética es una prioridad. Estos bloques han dejado de ser simplemente un eco nostálgico del pasado para convertirse en un elemento clave en proyectos que buscan fusionar lo tradicional con lo moderno.
Conscientes de la importancia de reinterpretar elementos tradicionales, en la firma local Almateria hemos desarrollado la Colección Formigó, una serie de objetos creados en hormigón que rescatan la funcionalidad y estética de los diseños clásicos, adaptados a las exigencias contemporáneas. La primera pieza de la colección, nombrada Bloque A, combina ventilación eficiente y un diseño elegante que permite su integración en proyectos residenciales y comerciales. Este renacimiento se traduce en diseños que respetan las necesidades del presente, pero que no olvidan las lecciones del pasado. Al explorar nuevas formas y patrones, los bloques ornamentales continúan aportando tanto belleza como funcionalidad a la arquitectura puertorriqueña, demostrando su capacidad para evolucionar sin perder su esencia.
Este artículo es una colaboración del Arq. Eliseo Berríos, M. Arch., NCARB, AIA, Para más información puede acceder en Instagram: Almateria.Design o Facebook: Almateria.