En la ciudad de Salvador de Bahía, Brasil, las aguas del Dique do Tororó reflejan no solo la belleza natural del lugar, sino también una de las expresiones más significativas del arte afrorreligioso del país.
Allí emergen, imponentes y serenas, doce esculturas; ocho de estas están ubicadas en el agua y miden siete metros (aproximadamente 23 pies) de altura. Las obras, instaladas hace más de dos décadas, representan a los Orixás, deidades del Candomblé —una religión afrobrasileña profundamente arraigada en la historia y cultura de la región.
Estas figuras fueron esculpidas por el artista plástico Tatti Moreno, cuya obra ha sido reconocida a nivel nacional por retratar con fuerza, colorido y respeto la espiritualidad y la identidad cultural de Bahía.
Moreno, quien falleció, en julio de 2022, a causa de un cáncer hepático, dejó un legado artístico que trasciende lo estético. Sus esculturas son consideradas monumentos sagrados por los practicantes del Candomblé y se han convertido en uno de los símbolos culturales más representativos de Salvador.
El Dique do Tororó es hoy un punto de encuentro entre lo espiritual y lo cotidiano. Además de su valor religioso y cultural, el lugar atrae a turistas y locales por su atmósfera tranquila y su valor paisajístico. La obra de Moreno es testimonio de una Bahía que no es solo brasileña, sino profundamente africana.
Con su partida, Moreno deja una huella imborrable en el arte y la espiritualidad del país. Las aguas del dique seguirán reflejando no solo las figuras imponentes de los Orixás, sino también el espíritu de un artista que entendió el arte como puente entre culturas, territorios y creencias.
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