
Guaynabo, PR – El consumidor actual intenta hacer un consumo sostenible del diseño. Quiere conocer más sobre cómo se crear el producto. Asimismo, quiere saber sobre procedencia y la durabilidad. No se quiere decir que no existe en consumidor rápido, volátil y momentáneo, ese siempre existirá. Ahora bien, va en aumento el consumidor interesado en la compra consciente, tanto en el tema económico como en calidad.
Gestiones que han impulsado a compañías a retomar, reciclar y reutilizar productos y materias para la creación de nuevas colecciones. Otros han optado por iniciativas de siembra o reforestación del producto matriz de la manufactura. Para de esa forma adentrase en prácticas de economía circular. Igualmente se sigue perfilando la adquisición de productos y servicios de mano de obra local y un tanto artesanal.

Por lo que el diseñador actual relevante y consciente de este nuevo prospecto cliente requiere entender cómo se forma parte de un consumo sostenible del diseño. Primero es necesario identificar recursos locales que manufacturen o trabajen el producto a recomendar. Conocer el ciclo de vida de este; de donde proviene la materia principal, practicas sostenibles en el proceso de manufactura, recursos de mano de obra, entre otros. Igualmente entrar en conocimiento si es un producto de temporada, tendencia y efímero, o por el contrario adaptable y atemporal.
El diseñador debe añadirle valor a él racional del porque recomienda el producto, a través de la sugerencia de como reutilizarlo o darle una nueva utilidad cuando se quiera cambiar. Aquí existe la posibilidad de economías por entregar el producto o la posibilidad de reciclaje. Convirtiendo al diseñador en un recurso perito del proceso de consumo sostenible. Los eventos mundiales presentan como hay una responsabilidad compartida entre el diseño, la manufactura y el consumidor. Requiriendo del diseño y los diseñadores un rol activo en la visibilización e implementación del diseño responsable.